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Mostrando entradas de septiembre, 2018

Rachas remolacha

Me gusta la ensalada. Es como la vida, sencillamente singular y variada. Cuando la preparo, como cuando vivo, trato de escoger los elementos adecuados, inventando el fundamento y mezclando, entre rimas y color, los alimentos. No todos los ingredientes o argumentos hacen de mi plato y de mi vida una combinación armoniosa, una dicha sabrosa. Emocionantes instantáneas, pintorescos momentos, dulces oscuros y salados recuerdos. Porque tengo rachas, con olor a hierbabuena y sabor a remolacha, en las que me puede el viento... Lo lamento, pero a veces vuelo sin alas y acabo engullendo bocados fríos a contratiempo. Me gusta la ensalada. Es como la vida, simplemente fácil de complicar. Cuando la preparo, como cuando vivo, pongo el corazón a mil en cada latido. Pca

Nunca es tarde para el que espera

Y la dicha siempre es buena. ¿Quién iba a imaginar que volvería a luchar? En fin, lo reconozco, soy muy de rendirme pronto. Y de volver a empezar. Opino, sin desestimar, que nunca es tarde si sabes esperar. Me he pasado siglos en colas de ballena, esperando a que me admitan en el casting de sirenas... Pero no hay nada como sentirse abrazada, realizada en la sencillez y apreciada por los de siempre. Que no son aburridos sino valientes, valientes por esperar a que mi corazón fuera capaz de hacerle frente al poniente. A las olas del mar. Al frío infernal de los soles congelados, del dolor de tus hermanos, de pasear sin cogernos de la mano... Y la dicha siempre es buena, esperar merece la pena. Nunca es tarde para recordar cuánto me gusta jugar y cuántos partidos me quedan. Hasta pronto, como la luna nueva, pero llena. Pca