Pequeño cuento de un latido 2

En las frías tierras donde ya no se amaba, como marco espacio temporal. Con el oleaje más duro como estructura sentimental y el llanto emocional a modo de verdad. Apareció en medio de aquel paraje desolador un mendigo al que tenían por muerto. Y al momento, sonrió (el mundo). Crujió ese oscuro taciturno abriéndose en dos el dolor. Renació algo, creen que fue el amor. Pues cuando eres débil se te hace más fuerte, pues si tienes tus armas solo queda luchar. Amaneció el sol sincero, relajó su latir el mar. Caldeó la tierra entera y los hombres aprendieron a amar. Y el mendigo al que habían quebrantado su vivir volvió a residir allí, en el corazón de todos los cuentos, en la cima de cada sueño, en las nubes del cielo y en las lágrimas y el fuego. Él era el más fuerte, único ser necesario de existencia inminente. Fin.

Pca.

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