Vete de aquí

Para el que miente y engaña, el que cree que me hace daño, el que desea mi llanto.

Misericordia eterna que es derramada,
amor infinito que no puedes contar.

Una vida inmensa que espera
paciente por mí, no lo puedo explicar.

Aire gratuito que llena
mis pulmones heridos, sin pagar.

Sin dar nada a cambio,
respiro hasta la eternidad.
Sin mirar a mi alrededor,
te encuentro a mi lado.
Sin temor,
disfruto tu abrazo.

Tú eres cada uno de mis versos,
no lo puedo controlar.

Eres tan perfecto que desvarío
al intentar alcanzarte, hacerte mío.

Quiero ser parte de ti,
no te vayas de mí.
Deseo tenerte dentro
y que no te vayas jamás.

Y al caer la noche, cuando el otro ataca, te veo vencer. Me encuentro escribiéndole que se vaya de aquí, que no puede contigo, que yo te he elegido. Me veo atada a ti, apretándote fuerte, sin dejarte escapar. Me fío de tu fuerza y temo mi debilidad, por eso estoy segura de que él perderá. Que tú no tambaleas, que tú eres firmeza y verdad.

-Vete de aquí, que no puedes con Él. Que no me haces daño, que no voy a llorar. Son sus manos mi vida; su fuerza, mi sonrisa. Mi motivo, único. Vete de aquí, no tienes nada de mí.

Fuerte en ti, Pca.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Martes diecisiete

Exigencias de sangre

Una nueva perspectiva