Para impacientes

Sobre la sorpresa que te acecha el subconsciente cuando resbalas podría escribir historias heladas. Podría congelar las situaciones más sencillas y hacerlas caer de rodillas. Cavernas oscuras, húmedas, podridas. Podría difuminar todos tus sueños llenando de polvo cada uno de tus intentos hasta hipnotizarte; conseguiría desanimarte de tal manera que volverías a caer por la ladera de esa locura que te estremece todos los Martes... Cuando recuerdas que ya no es Lunes y aún así, quieres borrarte.
Todos los impacientes tenemos hielo en la columna vertebral, crujimos. Rompemos sistemáticamente los esquemas de la ternura y dejamos escarcha donde pisamos.

Suerte que tenemos al Sol enamorado. Suerte que el condicional es un suicida que nunca se atreve a empezar.
Suerte que nada de esto es real.

Para impacientes, he aquí un final.

Pca

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