Mundos, sonrisas y corazones.
Es la expectación hasta el último momento. Son esos segundos esperando su respuesta. Ese deseo de leer en sus ojos la aceptación que me hace dar el paso a mi, que me hace aceptarlo.
Porque entre un juego, variado y complejo, de sentimientos, es la tranquilidad que refleja la que acompasa mi corazón. Y no es tarea sencilla devolverme al ritmo natural, porque hablando de latidos adaptarme se me da fatal. Pero es cuando llega la sorpresa de que lo ha conseguido, al final, cuando son tan grandes mis pupilas que se pueden derramar. Y así cada día empaño mis mejillas con la certeza de no hacerlo en vano, y de encontrarme tranquila con el corazón bien cuidado.
Y me asegura una sonrisa dibujada a mano, en un soporte no definido de un mundo por nosotras creado.
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