Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2011

No late a mi vez

De nuevo términos rítmicos. Y es que llevarlo a mi campo (a mi) resulta cuanto menos útil. Extremo necesario, incluso. A menudo necesito medir tu latir y ajustarme a ti, a tu sentir. Es como un descompás. Algo que no parece improvisado, pareces bailar a ese son con toda tu intención. Mala intención. Te juzgo. Pero es que me haces daño. ¿Es tan difícil seguir mi cantar? ¿Tanto desafino? No sé. Supongo que no he tenido la suerte (el tiempo) de verte y decirte cómo acostumbro a latir, cómo me gusta vivir. De haber sido así, habría podido enseñarte muuuuucho. Incluso más. Me habría gustado escribirte un poema de amor, de gracias, de sentimientos. Como a ella. ¡Qué suerte tiene ella! Qué suerte tengo yo con ella...Pero tú. Contigo no. Y es que tu corazón se acelera con otras historias que yo no sé narrar. Sin embargo el mío es capaz de viajar hasta Módena solo por tus cuentos en un inglés mal escrito. Tú eres un cuentacuentos. Desajuste de latidos. Creí que te podía domar, encajar, clas...

Rosas

Versión de la canción de La Oreja de Van Gogh. En un día de estos en que suelo pensar... Hoy va a ser el día menos pensado. Me quedo mirando a tu foto. Se me olvida que está pasando el tiempo. Y estaba pensando...No sé porque lo hago. No sabías que sentía. No te dio tiempo a saber... Es demasiado concentrado un sentimiento dulce y azucarado. Tan prensado dentro de mi....¡Ni se te ocurra salir! Más que nada por carencia de motivos. ¿A quién vas a sorprender? ¿Piensas intimidar? No lo vas ni a intentar. Sentir, soñar. Como rosas empapadas de gotitas que, como lágrimas, brillan ilusión. Preocupación, diría yo. Por no volver a verte fuera de los píxeles de mi pantalla. Dentro de la realidad por la distancia cercada. Y es la primera vez que escribo sobre ti. Pero hoy la música me ha hecho sentir. Soñar, sentir. No lo vas a entender. Ni hablas mi idioma ni lates a mi vez. Es comprensible, me gusta correr. Pedaleo muy deprisa y hay muy pocos que se atrevan a marcarme un compás. ¡Grande ...

Desde el momento en el que te conocí

Evolución. No ha llovido desde entonces, por recurrir a expresiones coloquiales. Espero hayas atisbado algo de madurez entre tanta niñatada. Parafernalia abrupta que descoloca y distrae hasta decir basta. Y tú lo dices. ¿He dicho dices? Quería decir gritas. ¡Basta! Y es reconocible, reconozco y he de reconocer, que soy insoportable. A veces. No extiendas este momento. Son lapsus. Alguien los llamó "parte de mi encanto". Pero yo no (en)canto. Aunque me gusta la música, atrevida disgregación, y me encanta gritar letras de canciones al azar. Pero yo no lo llamaría (en)cantar. No sé si me explico....¿Por dónde iba? Ah sí, el momento en el que te conocí. Fue en un aula, primero o segundo de ESO. Todo un cúmulo de sueños, motivación y tontería. Espero no te hayan marcado en exceso mis chorradas. Y supongo que te llevaste mi confianza, amor y respeto casi casi desde el primer momento. Eras tan extravagante, desmesurado talante. Millones de adjetivos que hablaban de usted. Terri...

Ni las redes sociales

Que se mezcle entre tus novedades mi apatía, que pase desapercibida. Pues ni abulia ni hastío merecen la pena, y menos en estas fechas. Feliz navidad lectores. Esos tiempos en que ni las redes sociales me distraen, me hacen cosquillas ahora. Y en realidad no son esas cosquillas que roban sonrisas, sino unos arañazos que me hartan, que me duelen. Poco a poco profundizan sus retazos de dolor detallando con esmero complejos sistemas de quemarme sin fuego. Y esta mañana se me ha roto un sueño y me sale sangre. Pero estoy harta de sangrar ilusiones, de derretir corazones tras los poros de una piel vedada, de tacto prohibido, de sueños dormidos. No consigo enlazar párrafos sentidos. Y no aguanto más, versos cortos ¡basta ya! Odio no entender las cosas, no encajar con entereza situaciones imperfectas. No consiento nos pero los voy repartiendo, y solo pido un poco de distracción, algún cotilleo que no lleve mi apellido. Necesito dejar de necesitar, tratar de empezar. Quizás sea el mom...

Nueva etapa

Partiendo de lo natural. Se cuestiona uno sobre sí mismo cuando descubre qué es lo que de su corazón surge. Sin darse casi ni cuenta analiza ese fruto personal y lo clasifica. Y entonces siente un temblor, proveniente de no se sabe bien donde, que lo hace convulsionarse bajo las frías sábanas de la noche. La duda, dicho temblor, conquista por completo al individuo, incluidos alma y corazón. Pero el tiempo se para. Las estrellas en el cielo, congeladas, dejan de parpadear. El agua del mar cesa el susurro y el viento hace desaparecer su latir. Y ese es el momento que se nos regala, la oportunidad concedida de empezar una nueva etapa, de tornar en dulce lo amargo que un día surgió de nuestro perdido corazón. -Mantengamos el ritmo, frenemos cuando haya que frenar.- Pca.