Cavilaciones de una chica agotada

Sobre la música


Adele, ahora mismo.
Pero abundan voces femeninas, con dejes caóticos de desesperación, en mis oídos. O en mi corazón. Querría filosofar sobre el lugar al que se dirige, concretamente, la música.
Considero que son algo más que palabras encajadas en una melodía. También he podido comprobar la variación, respecto de los latidos de mi corazón, según el volumen y la situación. No es lo mismo cuando canto a voz en grito al ritmo de mis altavoces que cuando susurro por la calle cancioncillas de memoria.
Hay veces en las que me esfuerzo en escuchar y rescuchar, me intereso, me llama la atención la letra y me intriga el ritmo. Detecto violines de fondo, me engancha la percusión. Diferentes factores y emoción.
Otras, me aburren, me agobian, me duelen o lloran. El dolor de cabeza está presente, fiero agente, para detectar en qué me puedo deslizar, mi organismo no está a favor de cualquier canción.

Pero esto va más allá...

Que una voz me haga temblar, que un tono me arranque a llorar, que me entren ganas de llorar...es sobrenatural. Que espectros musicales residan junto a mi, como compañeros de piso que me hacen sentir...es mágico. Que letras no escritas por mi, me representen y me hagan más débil o fuerte...es especial.

Escuchando. Pca.