Amanecer a tu lado
Para Elena
Una de las Grandes Maravillas es ver nacer un día.
Hay quienes creen que el sol lleva ahí desde la noche anterior, cuando se acostaron. Que estaba escondido un momento, detrás de la luna, jugando a quién sabe qué. Como compañeras y amigas, las estrellas, que ven pero callan y brillan. Sin queja parpadean, no temen ser eclipsadas, no esconden ni ocultan nada.
Pero son pocos los afortunados, los que conocen el momento exacto. Saben que el sol se fue muy lejos, quizás huyendo, pero volvió arrepentido a su hora. Salió majestuoso y obediente, con ánimos de un nuevo día, de una segunda oportunidad. Esperanzado y soñador, quizás.
-Quizás esta vez la Luna se rinda, ya no tendrás que jugar; quizás Solecito, quizás...
Y entre contratiempos y risas corríamos con nuestras sillas, dispuestas y con toda la intención de ser partícipes de este momento de emoción.
Sin duda, para gustos colores que ya lo escribió Pepe, lo habremos vivido de forma distinta. Habremos latido a la vez y a descompás, habremos soñado una cama o quedarnos un rato más, nos habrá molestado el agua helada o habremos querido nadar, habrá faltado chocolate o una napolitana más, sin duda...Tantas cosas. Pero hay algo dentro de mí, algo parecido a un sí, que me dice que escondimos un adiós bajo las aguas en la playa. Una despedida, de esas que tanto odias. Enterrada en la arena que a los pies se pega y ni la ducha más fuerte podrá sacudir.
Llamémoslo hasta luego, no me voy tan lejos. Y no pienso tardar.
Un amanecer a tu lado, incomparable y humano, me ha encantado.
Hasta pronto, Pca.
Una de las Grandes Maravillas es ver nacer un día.
Hay quienes creen que el sol lleva ahí desde la noche anterior, cuando se acostaron. Que estaba escondido un momento, detrás de la luna, jugando a quién sabe qué. Como compañeras y amigas, las estrellas, que ven pero callan y brillan. Sin queja parpadean, no temen ser eclipsadas, no esconden ni ocultan nada.
Pero son pocos los afortunados, los que conocen el momento exacto. Saben que el sol se fue muy lejos, quizás huyendo, pero volvió arrepentido a su hora. Salió majestuoso y obediente, con ánimos de un nuevo día, de una segunda oportunidad. Esperanzado y soñador, quizás.
-Quizás esta vez la Luna se rinda, ya no tendrás que jugar; quizás Solecito, quizás...
Y entre contratiempos y risas corríamos con nuestras sillas, dispuestas y con toda la intención de ser partícipes de este momento de emoción.
Sin duda, para gustos colores que ya lo escribió Pepe, lo habremos vivido de forma distinta. Habremos latido a la vez y a descompás, habremos soñado una cama o quedarnos un rato más, nos habrá molestado el agua helada o habremos querido nadar, habrá faltado chocolate o una napolitana más, sin duda...Tantas cosas. Pero hay algo dentro de mí, algo parecido a un sí, que me dice que escondimos un adiós bajo las aguas en la playa. Una despedida, de esas que tanto odias. Enterrada en la arena que a los pies se pega y ni la ducha más fuerte podrá sacudir.
Llamémoslo hasta luego, no me voy tan lejos. Y no pienso tardar.
Un amanecer a tu lado, incomparable y humano, me ha encantado.
Hasta pronto, Pca.
Se disfruta siempre de cada una de las palabras que eliges, da igual lo que cuentes. Y eso es precioso. Siempre que bicheo tu blog me encuentro con algo que me encanta. Y eso también es precioso.
ResponderEliminarTú eres preciosa.
ResponderEliminar