Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2011

Relaciones inconexas de pareceres humanos con elementos físicos

Surrealistamente. Las personas... Como el pestillo de la puerta del baño de la escuela, con un movimiento rápido te desalientan. Como los frenos de una bici rota, se deslizan por ti hasta que chocan. Como un grifo o una manguera rota, te acaban empapando. Como el cajón de las cosas perdidas, te sorprenden un poco cada día. Como el cesto de la ropa sucia, te esperan durante días. Como la mesa de la cocina, se mantienen unidas. Como las chaquetas vaqueras, están siempre de moda. Como las cámaras de fotos, te paralizan. Como el chocolate, engordan. Como la droga, te enganchan. Como el champán, son tan dulces y rápidas que se te suben a la cabeza. Como las sábanas, te arropan. Como el fuego, te dan calor. Como los altavoces, te gritan. Como los peta zetas, te hacen enloquecer. Como la elíptica, te agotan. Como la teclas del teclado, y ya en primera persona, me hacen desvariar, reorganizarme, soñar, mentalizarme, crear, distraerme, jugar y quererme. Y podría seguir ( p...

Mi bici(en)

Te da el airecillo en la cara. Los ojos se te cierran y se te hinchan los mofletes. Al principio se te engarrotan las piernas, no estás acostumbrado a pedalear. Y te duelen los dedos de agarrar fuerte el manillar, estás asustado. Pero es un miedo nuevo, nunca antes lo habías experimentado. No es como cuando estás solo en casa y oyes un ruido. Es más bien un aliciente, algo que te invita a continuar. Un empujoncito. Luego, en clase, presumes de tus rodilleras rasgadas, has estado practicando mucho: heridas de guerra. Poco a poco coges velocidad. Te hace cosquillas la barriga y el sol te relaja, te broncea la nariz. Cruzas un semáforo en rojo y te sientes super héroe. Y entonces llegas. A tiempo, siempre a tiempo, da igual la hora. Y encima del sillín llevas lágrimas, risas y un montón de canciones cantadas gritando. Y mil oraciones. Y tantísimos nervios. Aunque lo que más había encima de mi bici eran ilusiones. Disgregación: La motivación integrada en la cadena que gira veloz, i...

Lo mucho que me ayudas

Mucho. Expresa cantidad. Y ¿sabes? Me parece absurda la cantidad. Indicarla implica definir, concretar demasiado. Pero es curvo el sentir artista, difuso, abstracto. Libre. Y no consiente cercar sentimientos, no priva de ninguna libertad. Por lo tanto damos por prohibida la maldita cantidad. Así hacemos único al verbo ayudar, lo dejamos volar. Extenderse, soñar. Que use de escalera mi alma entera para llegar a donde quiera. Que ocupe todo y no deje espacio al dolor ni al llanto. Que brille en tus ojos y me hipnoticen tus risas. Todas tus risas. Pues lo mucho que me ayudas no podría clasificar, porque sería menospreciarlo atarlo a una cantidad. Dejemos que un verbo suene y nos haga respirar. Pca.

Mil días y una noche en la que no dormiré

Han de pasar mil días de disfrute y alegría. Han de pasar mil días de amor y poesía. Han de pasar mil días llenos de melancolía. Han de pasar mil días para que llegue una noche de adjetivos impregnada. Y que esté acompañada por esa connotación artística hasta la madrugada. Y es que no dormir todo lo implica. Sueños, cosquillas, misterio del que pica. Varias cantidades de sentimiento. Fallos. Historias, que no cuentos. Poderes sobrenaturales y te quieros.  Han de pasar mil días y una noche en la que no dormiré esperando a que llegues, esperando poderte oler.  Pca   y su única noche.

Pero que sea de verdad

Y es que cuando cuelga vuelve la realidad. Soy una niña chica cuando se va. Y me dan miedo los monstruos de debajo de mi cama que, al cumplir diecisiete, salieron para convertirse en mis compañeros de vida. Todo se pone gris y me cuesta encontrar el interruptor del color. Me vuelvo ciega cuando se va. Y sé que solo tengo que esperar, que los segundas traen la fuerza que me hará brillar. Pero... ¿No sería más fácil si se pudiera quedar? Que fuera para siempre lo haría irreal. Y yo quiero un siempre, pero que sea de verdad. No creas mis palabras si las mojan feas lágrimas, Pca.

Ni la tristeza

Las fotos de la pared de mi cuarto se van cayendo. El adhesivo que les puse se ha acabado. No sé si es inútil re-pegarlas o es obligado por valor emocional recogerlas de forma natural. Supongo que es como la vida, usando de adhesivo la alegría y las personas, las que caen sin hacer ruido. Espero que por valor emocional me pueda levantar, que al menos  eso me salve. Que el remordimiento ladre en mi favor y me quede alguna opción. Voy a recoger las fotos, pero no a clavarlas en el corcho pues condicionaría así cualquier esbozo o sensación de desazón, no voy a negarle ni la tristeza a este corazón. Pca.

Mundo sensible o visible

(Sensiblevisible: carente del tacto convencional.) - No hay conocimiento, hay opinión.- Es una experiencia vivida. De sentir, de ver, de vida. De alcanzar el lugar (lugar, lugar, lugar), la escena ideal. De soñar. De pensar (a veces) en exceso. De un beso (a distancia). Porque lo puedes ver y lo puedes sentir. Y no lo puedes tocar ni oler, pero lo puedes vivir. Te puedes reir. Y te quieres morir. Y es tan dulce que empalaga, tan dura y se embala. Neologismo necesitado y, al fin, encontrado: Sensiblevisible. Ser de adjetivos (emociones) impregnado. Azul, cuando hace frío y amarillo (flojito) o lila tirando a morado, cuando está a mi lado. Un mundo infinito, aún no terminado. Cruza el puente, Pca.

Si estuvieras aquí

Si (tú) estuvieras aquí, y me miraras así querría que fuera infinito, sí. Si estuvieras aquí, hablándome al oído reiría contigo hasta perder mil suspiros. Si estuvieras aquí, sosteniendo mis manos me tendrías en fallo. Si estuvieras aquí, leyendo mi poesía llorarías y yo, ya lo sabría. Si estuvieras aquí, interrumpiendo mis monólogos de alegría y miedo te diría que te odio sintiendo  que te quiero. Si estuvieras aquí, quitándome el frío, sabiendo qué hacer, siendo sincera, valiendo la pena... Pero para mi estás aquí, mientras yo estoy allí. He dibujado un puente hasta tus dedos para que nunca, nunca más estés (de mi) lejos. Pca , escuchando el cascabel.

Todas tus risas

Me metes prisa señalando el momento venidero. ¿Que qué me detiene? Es tu risa que se enreda en mi pelo. Son tus sueños enganchados a mis dedos. Todas tus risas me meten prisa. Me hacen ver que puedo, me recuerdan que no quiero. Continúo, adaptada a tu nuevo movimiento, y te sonrío. Me peleo con el tiempo por escucharte otro momento, por concederte mil deseos. Todas tus risas me meten prisa. Me regulan, me controlan, se acumulan. Me recuerdas que es la hora con cariños que desbordan. ¿Que qué me detiene? Son tus risas que enloquecen. Pca, diciéndote adiós.

Jubilación moral

De sentimientos condenados trata el tema de hoy. De la muerte prematura del tacto y otras locuras. De destrucción masiva, de vida. De autoaprendizaje, de mi propia inspiración. De autocontrol. De vicio, fallo, olvido y perdón. De equivocación. De recreación. De estupefacción, delirio y emoción. De cómo he sido, de qué soy. De sentimientos condenados trata el tema de hoy. Renovación lírica-moral, Pca.