Aún es martes
Improviso con tiempo que no me obedece.
Y persiste este martes.
Pegados unos a otros los segundos se agolpan en filas de horas semi interminables. Y es que aún es martes. Da la sensación de que la semana empezase hace años ya. Siglos atrás fue lunes.
Es curioso, ya lo hemos hablado, el tema del tiempo. Como juega al momento a costa de nuestras vidas, el reloj cruel de sonrisa inocente. Verdaderamente es él quien controla nuestras mentes. Se lleva lo que deseamos veloz y aguanta inquebrantable estirando los minutos más sufridos. ¡Qué malo es el tiempo...!
Cuesta aceptar que es un segmento definido, con principio y final, el tiempo que te tengo y me tendrás. A sabiendas de que sea lo más correcto y vea cada día nacer a tu lado (23:59-00:00) sigue siendo costoso el trabajo de abandonar(te). De "dejar" que te vayas. Pero son tantas la veces que te quedas (Gracias) que pierdo el derecho a quejarme.
Y aún cuando la semana se me hace eterna, aún mientras vive el martes, es mágico y sanador oirlo. Oir "Estoy aquí" cuando te pido que no te vayas. "Que no me voy" cuando te lo repito. Y ahí donde las palabras sobran, ver tu sonrisa mientras te estás quedando.
Ya, ya. No puedo darte las gracias. Lo sé, y lo ignoro. Contradicción curiosa. Pero es que gracias a ti el tiempo ya no juega en mi contra. A pesar de que lo devores, sin importar cuanto llene yo los minutos de temores, sigue habiendo un rato. Nuestro. Un rato lleno de tiempo, de sueños, de historias, de vida e incluso de cuentos. De palabras, de silencios, de equilibro y sentimientos.
No importa si aún es martes y sopla un viento que no me deja correr contra el tiempo. No hay problema con los segundos que se deshacen líquidos sobre mis mejillas. No me preocupan los momentos en los que un dolor parece inmenso. No hay agobios nocturnos entre mis sábanas. No son demasiado largas, hondas ni profundas las semanas. No, si te quedas, si aguantas, si esperas, si quieres, si puedes. Si tú.
-El tiempo nos tiene envidia. Su poder no nos alcanza, él no nos aguanta. Lo hemos atrapado, está encerrado entre los barrotes de nuestra nación. Le marea el paso de los días en ese lugar (lugar, lugar, lugar) y no puede escapar. Gracias a ti, le hemos ganado al tiempo.
Intentando hacerlo todo más visual. Pca.
Y persiste este martes.
Pegados unos a otros los segundos se agolpan en filas de horas semi interminables. Y es que aún es martes. Da la sensación de que la semana empezase hace años ya. Siglos atrás fue lunes.
Es curioso, ya lo hemos hablado, el tema del tiempo. Como juega al momento a costa de nuestras vidas, el reloj cruel de sonrisa inocente. Verdaderamente es él quien controla nuestras mentes. Se lleva lo que deseamos veloz y aguanta inquebrantable estirando los minutos más sufridos. ¡Qué malo es el tiempo...!
Cuesta aceptar que es un segmento definido, con principio y final, el tiempo que te tengo y me tendrás. A sabiendas de que sea lo más correcto y vea cada día nacer a tu lado (23:59-00:00) sigue siendo costoso el trabajo de abandonar(te). De "dejar" que te vayas. Pero son tantas la veces que te quedas (Gracias) que pierdo el derecho a quejarme.
Y aún cuando la semana se me hace eterna, aún mientras vive el martes, es mágico y sanador oirlo. Oir "Estoy aquí" cuando te pido que no te vayas. "Que no me voy" cuando te lo repito. Y ahí donde las palabras sobran, ver tu sonrisa mientras te estás quedando.
Ya, ya. No puedo darte las gracias. Lo sé, y lo ignoro. Contradicción curiosa. Pero es que gracias a ti el tiempo ya no juega en mi contra. A pesar de que lo devores, sin importar cuanto llene yo los minutos de temores, sigue habiendo un rato. Nuestro. Un rato lleno de tiempo, de sueños, de historias, de vida e incluso de cuentos. De palabras, de silencios, de equilibro y sentimientos.
No importa si aún es martes y sopla un viento que no me deja correr contra el tiempo. No hay problema con los segundos que se deshacen líquidos sobre mis mejillas. No me preocupan los momentos en los que un dolor parece inmenso. No hay agobios nocturnos entre mis sábanas. No son demasiado largas, hondas ni profundas las semanas. No, si te quedas, si aguantas, si esperas, si quieres, si puedes. Si tú.
-El tiempo nos tiene envidia. Su poder no nos alcanza, él no nos aguanta. Lo hemos atrapado, está encerrado entre los barrotes de nuestra nación. Le marea el paso de los días en ese lugar (lugar, lugar, lugar) y no puede escapar. Gracias a ti, le hemos ganado al tiempo.
Intentando hacerlo todo más visual. Pca.
Te quiero, pava!
ResponderEliminarY un montón de meses después lo releo y me pongo a llorar sonriendo, contradicción curiosa, al mismo tiempo que hermosa. Ha sido tanto lo que he esperado...¡ya estás aquí! Genialidad y mucho tiempo por delante.
ResponderEliminar