Mi fuerte debilidad
<<Por eso me alegro de las debilidades, los insultos, las necesidades, las persecuciones y las dificultades que sufro por Cristo,
porque cuando soy más débil, soy más fuerte.>> San Pablo a los Corintios 12, 7-10
Mi fuerte debilidad...
Que enmudece y aprieta, que enciende el calor y llena de dolor las tardes.
Que me golpea en la noche, que se enmascara y sin roce, me hiere.
Que destruye mis ganas, que apaga mis gritos y ahoga mi voz.
Mi fuerte debilidad...
Veloz como el caballo hambriento, conoce el camino abierto a mi corazón y se empacha a mi costa.
Ágil como la serpiente, ataca en el momento adecuado sin ser vista ni oída.
Inteligente y abundante, se expande en mi ser y me deja caer.
Mi debilidad es fuerte cuando tú la recoges con tus manos. Porque a pesar de lo grande de ella, de la duda que engancha mis pulmones al mundo, tú puedes más. Tú haces nuevas las cosas, haces bonitos mis defectos y me susurras al oído cuentos para que pueda dormir. Y cuando todo es error, llega tu acierto y por ello presumo de aquello que carezco y a ti te lo ofrezco. Que tú le soples tu amor y deshagas los nudos que aprietan mi corazón. Que saques de mi carne este aguijón.
Que tú me hagas fuerte en la debilidad.
Pca.
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