Delirio improvisado
Qué fácil me rompo, qué fácil me rompes, qué rápido que este mundo nos corte...
En cursiva me entrego más a la totalidad del verbo delirar, al único motivo de mi escrito que es ninguno y se hace nada. Que la tipografía ayuda, las letras acompañan en su forma y acción a los latidos del corazón, ellas me tienen compasión. Ellas sufren lo que yo, ellas ganan conmigo porque ellas soy yo. Y somos todos, pues nadie se libra si es delirar la lidia.
Quería y quiero, ser. Siempre lo quise, lo aspiré y hubo un momento extraño en que lo alcance. Estaba a tu lado, supongo. De pie o de la mano, no lo recuerdo porque no sé si existió. A veces dudamos, dudo, de la veracidad, la completitud, el estallido, el grito, y nos ponemos en alerta, preparados para el último aviso en el que no creeremos. Pero nos jugaremos el cuello con tal de hacer fiel la hipocresía, lucharemos hasta despedazarnos única y exclusivamente en favor de la mentira. Porque así nos hemos creado, traicionando Al Que Nos Creó, hemos desafiado a la Esperanza para premeditar falsas ilusiones y llamarlas Mundo. Reconstruimos nuestra propia destrucción y lanzando lejos el término eterno y cariñoso 'hogar', nos entregamos al 'hábitat', al espacio reservado para no fumadores, para mentirosos.
Está adquiriendo un carácter crítico mi texto y soy yo la primera que quisiera saber en qué sentido, a quién me dirijo y por qué deliro...Así que esta vez no me lo pidas, porque ni yo me lo explico. Esta vez no actúes como haces en mis sueños, no sonrías como espero, no me acaricies sin tocarme, esta vez no. Porque no quiero, porque no lo sé, porque no estoy segura. Podría debilitarte al mirarte y romperte si te intento tocar, prefiero estar tan lejos que no me oigas respirar y dudes de que lo hago, así no habrá problema, así no habrá fallo.
Se hace cierto, estoy perdida. ¿Es esto verdad o es mentira? Podría derramar por las llanuras de tus manos cien lágrimas, surcaría entera tú espalda si existiera, me haría epidermis de ti. Una sola. Contigo. Fundirme hasta desconocerme por completo, porque me he entregado hasta perderme y se hace cierto, estoy perdida. Bajas a rescatarme o subo hasta su sonrisa, que siempre me ha metido prisa, prisa por más, por no perderla, por aguantar.
He aguantado y aguanto. A lo trágico me rindo, redimo la comedia exasperante y perjudicial, simple y llanamente porque me engancha como la máxima droga que jamás seré capaz de probar.
Tú sabes que me derrito cada segundo por ti ¿Lo sabes verdad? No, no quería dirigirme a nadie en concreto. Y no lo hago, no sé lo que hago.
Asimilemos por completo el término 'Protección', aseguremos nuestra seguridad y pudrámonos en la maldita comodidad a la que vivimos anclados. No demos un duro por nadie y que nadie dé nada por ti, porque yo voy a dártelo todo. Que nadie se te acerque, que nadie te sienta más de lo que lo hago yo. Porque no quiero que lloren toda la noche por soñarme a su lado, quiero salir en sus sueños y agarrarme a sus manos. No quiero que lloren, no quiero que lloren...
Vamos, ven, Cordura deseada. Pues ni conozco el momento en que te fuiste y por lo tanto no sé quién eres, a ti no te conozco.
Te temo hasta la muerte, te amo hasta no poder más, no significas nada, te tengo más ganas que a respirar, podría lanzarme y perderme sin más porque tú no eres nadie, ni yo, ni es ser lo que quiero alcanzar. Es todo mentira. Dejad de leer ya.
Delirando, Pca.
En cursiva me entrego más a la totalidad del verbo delirar, al único motivo de mi escrito que es ninguno y se hace nada. Que la tipografía ayuda, las letras acompañan en su forma y acción a los latidos del corazón, ellas me tienen compasión. Ellas sufren lo que yo, ellas ganan conmigo porque ellas soy yo. Y somos todos, pues nadie se libra si es delirar la lidia.
Quería y quiero, ser. Siempre lo quise, lo aspiré y hubo un momento extraño en que lo alcance. Estaba a tu lado, supongo. De pie o de la mano, no lo recuerdo porque no sé si existió. A veces dudamos, dudo, de la veracidad, la completitud, el estallido, el grito, y nos ponemos en alerta, preparados para el último aviso en el que no creeremos. Pero nos jugaremos el cuello con tal de hacer fiel la hipocresía, lucharemos hasta despedazarnos única y exclusivamente en favor de la mentira. Porque así nos hemos creado, traicionando Al Que Nos Creó, hemos desafiado a la Esperanza para premeditar falsas ilusiones y llamarlas Mundo. Reconstruimos nuestra propia destrucción y lanzando lejos el término eterno y cariñoso 'hogar', nos entregamos al 'hábitat', al espacio reservado para no fumadores, para mentirosos.
Está adquiriendo un carácter crítico mi texto y soy yo la primera que quisiera saber en qué sentido, a quién me dirijo y por qué deliro...Así que esta vez no me lo pidas, porque ni yo me lo explico. Esta vez no actúes como haces en mis sueños, no sonrías como espero, no me acaricies sin tocarme, esta vez no. Porque no quiero, porque no lo sé, porque no estoy segura. Podría debilitarte al mirarte y romperte si te intento tocar, prefiero estar tan lejos que no me oigas respirar y dudes de que lo hago, así no habrá problema, así no habrá fallo.
Se hace cierto, estoy perdida. ¿Es esto verdad o es mentira? Podría derramar por las llanuras de tus manos cien lágrimas, surcaría entera tú espalda si existiera, me haría epidermis de ti. Una sola. Contigo. Fundirme hasta desconocerme por completo, porque me he entregado hasta perderme y se hace cierto, estoy perdida. Bajas a rescatarme o subo hasta su sonrisa, que siempre me ha metido prisa, prisa por más, por no perderla, por aguantar.
He aguantado y aguanto. A lo trágico me rindo, redimo la comedia exasperante y perjudicial, simple y llanamente porque me engancha como la máxima droga que jamás seré capaz de probar.
Tú sabes que me derrito cada segundo por ti ¿Lo sabes verdad? No, no quería dirigirme a nadie en concreto. Y no lo hago, no sé lo que hago.
Asimilemos por completo el término 'Protección', aseguremos nuestra seguridad y pudrámonos en la maldita comodidad a la que vivimos anclados. No demos un duro por nadie y que nadie dé nada por ti, porque yo voy a dártelo todo. Que nadie se te acerque, que nadie te sienta más de lo que lo hago yo. Porque no quiero que lloren toda la noche por soñarme a su lado, quiero salir en sus sueños y agarrarme a sus manos. No quiero que lloren, no quiero que lloren...
Vamos, ven, Cordura deseada. Pues ni conozco el momento en que te fuiste y por lo tanto no sé quién eres, a ti no te conozco.
Te temo hasta la muerte, te amo hasta no poder más, no significas nada, te tengo más ganas que a respirar, podría lanzarme y perderme sin más porque tú no eres nadie, ni yo, ni es ser lo que quiero alcanzar. Es todo mentira. Dejad de leer ya.
Delirando, Pca.
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