Carta al único verdadero

Querido mío:


Vengo en busca de tu perdón divino y es por ello que te escribo. Tú conoces toda mi intención y me ves cuando derramo mis lágrimas. 
Me fascina tu poder absoluto y tu grandeza, tus maravillas son inmensas.
He leído muchas cosas sobre ti, he escuchado numerosas experiencias, pero no podía ni imaginar tantísima realidad. ¡Qué afortunada soy y he sido! Ahora mismo soy yo la que siento y vivo tu fuerza de único y tu infinita verdad se hunde ahora en mi corazón.
Qué mal lo hago siempre, perdóname. No quiero gritarte cuando lo hago ni decepcionarte en mis actuaciones, pero es tan difícil a veces seguirte.
Sonrío ahora después de tanto que hoy he llorado. Se agitaba mi alma y dolía, pero te has acercado y el dolor ha cesado. Solo tengo palabras en mi boca de agradecimiento eterno, solo tengo ganas de escribirte a ti y solo quiero soñar contigo.
Gracias por regalarme algo nuevo, gracias por escogerme entre tantos y agarrarme de las manos sin que resbale ni uno solo de mis dedos.


No te vayas nunca.


Sinceramente, 


                                                                     Paloma. 

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Martes diecisiete

Exigencias de sangre

Una nueva perspectiva