No late a mi vez
De nuevo términos rítmicos. Y es que llevarlo a mi campo (a mi) resulta cuanto menos útil. Extremo necesario, incluso. A menudo necesito medir tu latir y ajustarme a ti, a tu sentir. Es como un descompás. Algo que no parece improvisado, pareces bailar a ese son con toda tu intención. Mala intención. Te juzgo. Pero es que me haces daño. ¿Es tan difícil seguir mi cantar? ¿Tanto desafino? No sé. Supongo que no he tenido la suerte (el tiempo) de verte y decirte cómo acostumbro a latir, cómo me gusta vivir. De haber sido así, habría podido enseñarte muuuuucho. Incluso más. Me habría gustado escribirte un poema de amor, de gracias, de sentimientos. Como a ella. ¡Qué suerte tiene ella! Qué suerte tengo yo con ella...Pero tú. Contigo no. Y es que tu corazón se acelera con otras historias que yo no sé narrar. Sin embargo el mío es capaz de viajar hasta Módena solo por tus cuentos en un inglés mal escrito. Tú eres un cuentacuentos. Desajuste de latidos. Creí que te podía domar, encajar, clas...